Autor: ANA MARIA PRUAÑO RADIO
1. Educación infantil. Rincones de actividad (1/2)
¿QUÉ SON LOS RINCONES DE ACTIVIDAD?
Los rincones son espacios delimitados y concretos situados en la propia clase de Educación Infantil y primer ciclo de Educación Primaria.
De este modo, el docente coloca materiales o recursos en diferentes espacios de la clase con objetivos de aprendizaje diferentes.
En estos rincones, los alumnos y alumnas trabajan solos, en parejas o en pequeño grupo, habitualmente escogen la tarea que llevarán a cabo, se planifican el trabajo y el tiempo y se preparan para realizarla.
El profesor/a debe ofrecer la posibilidad de trabajar de forma individual y de forma colectiva, ya que cada una de estas formas ofrece diferentes posibilidades de dar respuestas distintas.
Los rincones colectivos son organizaciones grupales, en forma de talleres, en la que se concentra un pequeño grupo de alumnos con características comunes y que responden a una decisión previa (agrupamientos atendiendo a la misma edad, al mismo interés, se agrupan según los conocimientos adquiridos anteriormente o los que quieren trabajar en una misma área).
En cambio, en los rincones individuales el alumno/a se encuentra solo ante un espacio, unos materiales y unas tareas propuestas; debiendo organizar y planificar por sí solo la actividad.
Es conveniente planificar cinco o seis rincones diferentes, de manera que cada uno se componga de cuatro o cinco alumnos/as.
El contenido de los rincones puede diferenciarse en rincones de trabajo o en rincones de juego.
Los rincones son una propuesta de estrategia que ayuda a alternar el trabajo organizado con el trabajo libre.
Los materiales y las propuestas de trabajo que en ellos encontrará el niño/a hacen posible una interacción entre él/ella y su entorno, y eso, hará que su experiencia se fundamente en el bagaje que el niño y la niña posean, para así ir descubriendo nuevos aspectos y ampliar sus conocimientos de forma significativa.
2. Educación infantil. Rincones de actividad (2/2)
El MEC (1997) expone los rincones de trabajo como una forma estimulante, flexible y personalizada.
Estos espacios del aula en los que se realizan actividades de juego aunque tradicionalmente se ha denominado rincones, pueden llamarse también: zonas, áreas, espacios, etc.
La escuela, como institución encargada de la educación de los niños y niñas, debe considerar la historia del niño, hecha de conquistas y progresos dentro de su ambiente familiar y social.
Cada alumno es diferente del otro; sus experiencias anteriores, sus intereses y sus posibilidades han de ser el punto de partida de su formación.
Tampoco tienen todos la misma capacidad para adquirir y consolidar sus propios aprendizajes.
Habrá que respetar, pues, su ritmo personal y su tiempo preciso. Si consideramos que todos los niños no tienen las mismas necesidades ni el mismo ritmo de trabajo, debemos buscar el marco adecuado que haga posible acoger esta diversidad.
Organizar la clase por rincones es una estrategia pedagógica que responde a la exigencia de integrar las actividades de aprendizaje a las necesidades básicas del niño o, dicho de otra forma, es un intento de mejorar las condiciones que hacen posible la participación activa del niño en la construcción de sus conocimientos.
Para finalizar, decir que en esta etapa educativa (0-6 años) no es necesario establecer diferencias entre rincón y taller.
Hay autores que definen el “rincón” como el espacio donde el niño realiza todo tipo de juego espontáneo, individual o en pequeños grupos; y “taller”, como el espacio donde se adquieren unos aprendizajes de carácter más escolar, a través de consignas más o menos delimitadas.
Teniendo en cuenta las características de los niños en estas edades, se cree que es artificial romper la simbiosis que existe entre jugar y aprender, en continua interacción con los otros niños y con los adultos.
Los rincones de juego son una de las actividades preferidas por los niños / as de Educación Infantil.
Tras un rato largo de actividades dirigidas (en estas edades se cansan y tenemos que programar tareas cortas y variarlas a menudo) desean ponerse a jugar libremente.
Jugar les es necesario para formarse y desarrollarse. Sus juegos a menudo son simbólicos, imitando roles de la vida de los adultos.
3. Educación infantil. El juego como instrumento de aprendizaje (1/2)
“Yo casi diría que no se puede concebir una vida de niño sin jugar; yo creo que no llegaría a hombre, moriría como muere un ser encerrado en una habitación de la que previamente se ha extraído el aire.” Pau Vila
Los rincones de juego son una de las actividades preferidas por los niños / as de Educación Infantil.
Jugar les es necesario para formarse y desarrollarse. Sus juegos a menudo son simbólicos, imitando roles de la vida de los adultos.
A pesar de que el juego es uno de los temas que más investigaciones y teorías ha suscitado, sigue siendo de difícil definición.
¿Qué es el juego?, ¿por qué juega el niño?, ¿cuándo empieza a jugar?, ¿qué función tiene?.
Psicólogos y pedagogos de todos los tiempos y desde todos los puntos de vista (Groos, Hall, Buytendijk, Baldiwn, Freud, Adler...) han coincidido en la importancia que tiene el juego en el desarrollo global del niño, pero no se han puesto de acuerdo para unificar criterios de significado y funcionalidad.
A grandes rasgos, todos sabemos qué quiere decir jugar, ya que es una de las experiencias compartidas y vividas por todos.
A pesar de ser una actividad universal del hombre, incluso de los animales, no se le atribuye la importancia y el valor que sin duda se merece.
Socialmente, se acepta la importancia del juego en la vida del niño, pero se le menosprecia al considerarlo a menudo como una actividad que sirve sólo para disfrutar.
El juego es mucho más que el placer, es una necesidad vital, el primer instrumento de aprendizaje de que dispone el niño para conocerse a sí mismo y al mundo que le rodea.
Se puede afirmar que hasta los seis años el juego es el medio idóneo de todo proceso educativo.
4. Educación infantil. El juego como instrumento de aprendizaje (2/2)
Organizar la clase por rincones de actividad es una buena manera de contribuir a que el niño, según sus necesidades, “juegue y aprenda espontáneamente”.
* Hacia el material, aprendiendo a jugar con el material concreto que necesitan.
Si no ponemos ningún tope algunos niños / as llegan a sacar todo el material que tenemos en el aula y lo mezclan completamente.
A algunos niños / as les tenemos que explicar por ejemplo que para hacer un puzzle no es necesario desperdigar todas las piezas de todos los diferentes puzzles por toda la clase.
Cuando acaban de jugar les enseñamos a recoger devolviendo cada cosa a su sitio.
Observar cómo juega un niño, jugar con él, es una buena manera de conocerlo; tan sólo es necesario acercarnos para observar que su edad es la edad de la fantasía.
Y es necesario dotarlo de todo tipo de recursos que les proporcionen la necesaria libertad para despertar sus fantasías y revivirlas en sus juegos.
Entendemos, como Rodari, que la imaginación ha de ocupar un lugar en la educación.
A través del juego se expresan libremente.
A veces los niños y niñas muestran preferencias claras hacia determinado tipo de juegos y restan indiferentes enfrente de otros.
Conviene que padres y maestros intentemos motivarlos despertando interés hacia nuevas posibilidades de juego:
* Hacia el material, aprendiendo a jugar con el material concreto que necesitan.
Si no ponemos ningún tope algunos niños / as llegan a sacar todo el material que tenemos en el aula y lo mezclan completamente.
A algunos niños / as les tenemos que explicar por ejemplo que para hacer un puzzle no es necesario desperdigar todas las piezas de todos los diferentes puzzles por toda la clase.
Cuando acaban de jugar les enseñamos a recoger devolviendo cada cosa a su sitio.
* Los niños / as con mucha preferencia hacia los juegos movidos (correr, saltar, perseguirse,...) procurando que descubran también juegos más tranquilos y de concentración.
* Niños con mucha preferencia por los juegos de concentración (puzzles, ordenador,...) intentar despertarles interés hacia juegos más simbólicos (muñecas, coches,...) y de movimiento.
* Evitar las preferencias sexistas de juego (cuándo los niños sólo juegan con coches y las niñas con muñecas).
A través del juego los padres/madres y maestros/maestras también podemos educar a los niños / as, inculcando el respeto:
* Hacia los compañeros / as, solucionando los conflictos llegando a acuerdos y sin agresividad. Cuando en el patio o en la clase observamos a un niño jugando, podemos captar como se relaciona con los demás y también cual es su nivel de bienestar personal (que repercute en los aprendizajes).
5. Organización del aula por rincones. Consideraciones pedagógicas
Hemos oído a menudo comentarios de maestros y maestras que manifiestan trabajar por talleres en sus clases, cuando en realidad no están hablando de la misma cosa.
Respecto de la organización del aula por rincones o talleres, se pueden establecer, a grandes rasgos, dos líneas bien diferenciadas:
a) Los rincones o talleres, entendidos como complemento de la actividad del curso.
b) Los rincones o talleres, entendidos como un contenido específico.
La primera forma de organizarlos, si hacemos un rápido análisis, implica que los niños y niñas van a los talleres en los ratos libres que les quedan, cuando acaban la labor que el maestro/a ha puesto.
Pensamos que esta manera de enfocar el trabajo no modifica el fondo de la organización de clase y del diálogo educativo que pretende establecerse; se trata de una opción que tan sólo beneficia a los más rápidos, “adaptados” y probablemente mejor dotados, y que crea ansiedad y decepción en los que tienen un ritmo de trabajo diferente, ante la imposibilidad de acceder a actividades diversas.
Por otra parte, los rincones que se preparan, normalmente pensados para que el niño/a trabaje solo (actividades plásticas, manipulativas, biblioteca...), acaban con un importante deterioro, ya que son considerados como material de “semientretenimiento” y se les resta importancia respecto al trabajo que anteriormente ha encargado el maestro/a.
La segunda opción supone un tiempo y unas connotaciones precisas, que confieren a los rincones una categoría tan primordial como la de cualquier otra actividad.
Supone, de entrada, un tiempo fijo dentro del horario escolar que se dedica a talleres, así como la posibilidad de que todos los niños, mediante un mecanismo preciso que el maestro prevé, puedan acceder a ellos.
Evidentemente, el enfoque de este planteamiento tendrá unas características especificas en la etapa que se refiere a los niños más pequeños, en tanto que el tiempo lo marcará el propio niño.
Continuando con estas reflexiones, analizaremos a grandes rasgos las aportaciones específicas que comporta esta manera de trabajar:
La educación de la autonomía
Cuando la escuela ofrece diversidad de actividades, que previamente han sido valoradas y consideradas adecuadas para el aprendizaje y desarrollo de la personalidad del niño/a, ha de tener también en cuenta el hecho de que el niño/a necesita aprender a tomar responsabilidades.
Organizar el tiempo, a partir del parvulario, a corto plazo – las actividades de cada día – y a medio plazo – la necesidad de pasar por todos o la mayoría de los rincones a lo largo de la semana o quincena ¾, así como seguir el proceso interno de cada actividad, sin la presencia constante del adulto, implica no sólo el aprendizaje de la autonomía en el sentido de asimilar determinadas normas, sino también algo tan importante como el desarrollo de una actividad mental autónoma.
El hecho de discutir las actividades, de llegar a acuerdos, de reflexionar posteriormente sobre los resultados, subraya y refuerza el carácter social del aprendizaje e incide en el funcionamiento mismo y en su organización. La discusión y el contraste del propio pensamiento con el de los demás y el intercambio basado en la colaboración y ayuda, actúan como elemento de formación social e intelectual.
Individualización
La entendemos en el sentido de permitir, a través de la organización por pequeños grupos, un seguimiento individual de cada niño con unos matices más ricos que en un grupo más numeroso. Consideramos así la actitud ante el trabajo específico, ante el grupo, los avances y progresos que realiza, etc., y la posibilidad de determinados niños y niñas de llevar a cabo un programa adecuado a sus necesidades.
Ruptura entre trabajo intelectual y trabajo manual
Se rompe la dicotomía establecida en la escuela al hacer una valoración positiva de las actividades “intelectuales” (matemáticas, lectura, etc.) frente a otras más prácticas, más devaluadas, de carácter expresivo o creativo; ello significa ofrecer a los niños nuevas posibilidades, no sólo de trabajo, sino también de valoración personal.
En cuanto a la metodología, la actividad que se desarrolla no es una actividad manual o de juego aislada, sin relación con el ámbito intelectual del niño. Tal y como dice Piaget, estamos haciendo posible un aprendizaje más correcto, ya que la inteligencia es sencillamente un sistema de operaciones vivas y activas basadas en la experiencia (personal, afectiva y cercana del niño), y la actividad intelectual supone la aceptación de la práctica. El juego se convierte en consecuencia en la base de todo aprendizaje.
6. El Docente. Actividad por rincones
EL PAPEL DEL DOCENTE EN LA ACTIVIDAD POR RINCONES
La sensación que da a primera vista una clase organizada por rincones es de continuo movimiento: unos niños se revuelcan sobre la alfombra, otros se disfrazan en animada conversación, otros hacen juegos de construcción, etc.
¿Qué actitud debe tomar el maestro/a?
Lo primero que se debe plantear es cambiar su concepto de orden y confiar en que cada niño/a será capaz de realizar la actividad que libremente escogió. Por lo tanto, tendrá que organizar y anticipar las condiciones indispensables para que el niño pueda jugar y desarrollar su potencial investigador y creador.
Evidentemente, el docente necesita tiempo para asumir este funcionamiento, pero poco a poco irá adquiriendo seguridad en sí mismo y en el sistema de trabajo, de manera que tendrá la convicción de que allí no se “pierde” el tiempo.
El hecho de que no ejerza un control directo sobre la clase y abandone el protagonismo clásico, en el que él era el único “conocedor” del saber, y facilite la creación de una red de interacciones entre los alumnos y el adulto, requiere confianza en sí mismo y en sus alumnos y alumnas. Y esto sollo se consigue paulatinamente.
En un proceso inicial, es muy recomendable introducir los rincones poco a poco y siempre al iniciar el curso, combinando los que precisan la presencia del adulto con los que son de actividad libre.
¿Cuándo ha de intervenir?
En el juego espontáneo debe “dejar jugar”, no “hacer jugar”. Cómo jugar, cuándo, por qué, con quién y cuánto tiempo, lo ha de establecer siempre el niño.
El docente, mientras observa su actividad, toma nota de las relaciones que se establecen y está atento a las actividades que surgen, a los conflictos. Estos datos ayudan a efectuar un correcto seguimiento y evaluación de los niños y de la actividad.
¿Cómo ha de intervenir el docente?
Ha de dinamizar un rincón, cuando parece que el interés y la curiosidad decaen; ha de ayudar a planificar un proyecto; ha de pedir y dar información cuando las actividades son de tipo reflexivo y, en función de los datos que recibe, ajustar y prever la próxima intervención; debe educar los hábitos de autonomía e intentar que cada niño/a “sienta” su presencia, tanto si está en su grupo como si está en otros.
De la observación continuada de nuestra experiencia personal de deducimos que no tienen por qué surgir problemas de disciplina, ya que cada niño/a conoce desde el principio los límites en los que se mueve.
Además, el profesor/a debe tener claro que el rincón de juego no puede ocupar un espacio de premio: “cuando termines el ejercicio irás a jugar”, o como una actividad de relleno: “los que terminen pronto el trabajo podrán ir al rincón de juego”, o simplemente suplir la falta de preparación de un espacio de tiempo: “cómo no sé qué hacer, ni tengo nada preparado, podéis ir a jugar”. El juego tiene un valor intrínseco, y en consecuencia, no podemos menospreciar su valor educativo, puesto que los niños y niñas necesitan compartir espacios, juguetes, ponerse de acuerdo con los otros, establecer reglas, compartir gustos e ilusiones, etc.
1. Educación infantil. Rincones de actividad (1/2)
¿QUÉ SON LOS RINCONES DE ACTIVIDAD?
Los rincones son espacios delimitados y concretos situados en la propia clase de Educación Infantil y primer ciclo de Educación Primaria.
De este modo, el docente coloca materiales o recursos en diferentes espacios de la clase con objetivos de aprendizaje diferentes.
En estos rincones, los alumnos y alumnas trabajan solos, en parejas o en pequeño grupo, habitualmente escogen la tarea que llevarán a cabo, se planifican el trabajo y el tiempo y se preparan para realizarla.
El profesor/a debe ofrecer la posibilidad de trabajar de forma individual y de forma colectiva, ya que cada una de estas formas ofrece diferentes posibilidades de dar respuestas distintas.
Los rincones colectivos son organizaciones grupales, en forma de talleres, en la que se concentra un pequeño grupo de alumnos con características comunes y que responden a una decisión previa (agrupamientos atendiendo a la misma edad, al mismo interés, se agrupan según los conocimientos adquiridos anteriormente o los que quieren trabajar en una misma área).
En cambio, en los rincones individuales el alumno/a se encuentra solo ante un espacio, unos materiales y unas tareas propuestas; debiendo organizar y planificar por sí solo la actividad.
Es conveniente planificar cinco o seis rincones diferentes, de manera que cada uno se componga de cuatro o cinco alumnos/as.
El contenido de los rincones puede diferenciarse en rincones de trabajo o en rincones de juego.
Los rincones son una propuesta de estrategia que ayuda a alternar el trabajo organizado con el trabajo libre.
Los materiales y las propuestas de trabajo que en ellos encontrará el niño/a hacen posible una interacción entre él/ella y su entorno, y eso, hará que su experiencia se fundamente en el bagaje que el niño y la niña posean, para así ir descubriendo nuevos aspectos y ampliar sus conocimientos de forma significativa.
2. Educación infantil. Rincones de actividad (2/2)
El MEC (1997) expone los rincones de trabajo como una forma estimulante, flexible y personalizada.
Estos espacios del aula en los que se realizan actividades de juego aunque tradicionalmente se ha denominado rincones, pueden llamarse también: zonas, áreas, espacios, etc.
La escuela, como institución encargada de la educación de los niños y niñas, debe considerar la historia del niño, hecha de conquistas y progresos dentro de su ambiente familiar y social.
Cada alumno es diferente del otro; sus experiencias anteriores, sus intereses y sus posibilidades han de ser el punto de partida de su formación.
Tampoco tienen todos la misma capacidad para adquirir y consolidar sus propios aprendizajes.
Habrá que respetar, pues, su ritmo personal y su tiempo preciso. Si consideramos que todos los niños no tienen las mismas necesidades ni el mismo ritmo de trabajo, debemos buscar el marco adecuado que haga posible acoger esta diversidad.
Organizar la clase por rincones es una estrategia pedagógica que responde a la exigencia de integrar las actividades de aprendizaje a las necesidades básicas del niño o, dicho de otra forma, es un intento de mejorar las condiciones que hacen posible la participación activa del niño en la construcción de sus conocimientos.
Para finalizar, decir que en esta etapa educativa (0-6 años) no es necesario establecer diferencias entre rincón y taller.
Hay autores que definen el “rincón” como el espacio donde el niño realiza todo tipo de juego espontáneo, individual o en pequeños grupos; y “taller”, como el espacio donde se adquieren unos aprendizajes de carácter más escolar, a través de consignas más o menos delimitadas.
Teniendo en cuenta las características de los niños en estas edades, se cree que es artificial romper la simbiosis que existe entre jugar y aprender, en continua interacción con los otros niños y con los adultos.
Los rincones de juego son una de las actividades preferidas por los niños / as de Educación Infantil.
Tras un rato largo de actividades dirigidas (en estas edades se cansan y tenemos que programar tareas cortas y variarlas a menudo) desean ponerse a jugar libremente.
Jugar les es necesario para formarse y desarrollarse. Sus juegos a menudo son simbólicos, imitando roles de la vida de los adultos.
3. Educación infantil. El juego como instrumento de aprendizaje (1/2)
“Yo casi diría que no se puede concebir una vida de niño sin jugar; yo creo que no llegaría a hombre, moriría como muere un ser encerrado en una habitación de la que previamente se ha extraído el aire.” Pau Vila
Los rincones de juego son una de las actividades preferidas por los niños / as de Educación Infantil.
Jugar les es necesario para formarse y desarrollarse. Sus juegos a menudo son simbólicos, imitando roles de la vida de los adultos.
A pesar de que el juego es uno de los temas que más investigaciones y teorías ha suscitado, sigue siendo de difícil definición.
¿Qué es el juego?, ¿por qué juega el niño?, ¿cuándo empieza a jugar?, ¿qué función tiene?.
Psicólogos y pedagogos de todos los tiempos y desde todos los puntos de vista (Groos, Hall, Buytendijk, Baldiwn, Freud, Adler...) han coincidido en la importancia que tiene el juego en el desarrollo global del niño, pero no se han puesto de acuerdo para unificar criterios de significado y funcionalidad.
A grandes rasgos, todos sabemos qué quiere decir jugar, ya que es una de las experiencias compartidas y vividas por todos.
A pesar de ser una actividad universal del hombre, incluso de los animales, no se le atribuye la importancia y el valor que sin duda se merece.
Socialmente, se acepta la importancia del juego en la vida del niño, pero se le menosprecia al considerarlo a menudo como una actividad que sirve sólo para disfrutar.
El juego es mucho más que el placer, es una necesidad vital, el primer instrumento de aprendizaje de que dispone el niño para conocerse a sí mismo y al mundo que le rodea.
Se puede afirmar que hasta los seis años el juego es el medio idóneo de todo proceso educativo.
4. Educación infantil. El juego como instrumento de aprendizaje (2/2)
Organizar la clase por rincones de actividad es una buena manera de contribuir a que el niño, según sus necesidades, “juegue y aprenda espontáneamente”.
* Hacia el material, aprendiendo a jugar con el material concreto que necesitan.
Si no ponemos ningún tope algunos niños / as llegan a sacar todo el material que tenemos en el aula y lo mezclan completamente.
A algunos niños / as les tenemos que explicar por ejemplo que para hacer un puzzle no es necesario desperdigar todas las piezas de todos los diferentes puzzles por toda la clase.
Cuando acaban de jugar les enseñamos a recoger devolviendo cada cosa a su sitio.
Observar cómo juega un niño, jugar con él, es una buena manera de conocerlo; tan sólo es necesario acercarnos para observar que su edad es la edad de la fantasía.
Y es necesario dotarlo de todo tipo de recursos que les proporcionen la necesaria libertad para despertar sus fantasías y revivirlas en sus juegos.
Entendemos, como Rodari, que la imaginación ha de ocupar un lugar en la educación.
A través del juego se expresan libremente.
A veces los niños y niñas muestran preferencias claras hacia determinado tipo de juegos y restan indiferentes enfrente de otros.
Conviene que padres y maestros intentemos motivarlos despertando interés hacia nuevas posibilidades de juego:
* Hacia el material, aprendiendo a jugar con el material concreto que necesitan.
Si no ponemos ningún tope algunos niños / as llegan a sacar todo el material que tenemos en el aula y lo mezclan completamente.
A algunos niños / as les tenemos que explicar por ejemplo que para hacer un puzzle no es necesario desperdigar todas las piezas de todos los diferentes puzzles por toda la clase.
Cuando acaban de jugar les enseñamos a recoger devolviendo cada cosa a su sitio.
* Los niños / as con mucha preferencia hacia los juegos movidos (correr, saltar, perseguirse,...) procurando que descubran también juegos más tranquilos y de concentración.
* Niños con mucha preferencia por los juegos de concentración (puzzles, ordenador,...) intentar despertarles interés hacia juegos más simbólicos (muñecas, coches,...) y de movimiento.
* Evitar las preferencias sexistas de juego (cuándo los niños sólo juegan con coches y las niñas con muñecas).
A través del juego los padres/madres y maestros/maestras también podemos educar a los niños / as, inculcando el respeto:
* Hacia los compañeros / as, solucionando los conflictos llegando a acuerdos y sin agresividad. Cuando en el patio o en la clase observamos a un niño jugando, podemos captar como se relaciona con los demás y también cual es su nivel de bienestar personal (que repercute en los aprendizajes).
5. Organización del aula por rincones. Consideraciones pedagógicas
Hemos oído a menudo comentarios de maestros y maestras que manifiestan trabajar por talleres en sus clases, cuando en realidad no están hablando de la misma cosa.
Respecto de la organización del aula por rincones o talleres, se pueden establecer, a grandes rasgos, dos líneas bien diferenciadas:
a) Los rincones o talleres, entendidos como complemento de la actividad del curso.
b) Los rincones o talleres, entendidos como un contenido específico.
La primera forma de organizarlos, si hacemos un rápido análisis, implica que los niños y niñas van a los talleres en los ratos libres que les quedan, cuando acaban la labor que el maestro/a ha puesto.
Pensamos que esta manera de enfocar el trabajo no modifica el fondo de la organización de clase y del diálogo educativo que pretende establecerse; se trata de una opción que tan sólo beneficia a los más rápidos, “adaptados” y probablemente mejor dotados, y que crea ansiedad y decepción en los que tienen un ritmo de trabajo diferente, ante la imposibilidad de acceder a actividades diversas.
Por otra parte, los rincones que se preparan, normalmente pensados para que el niño/a trabaje solo (actividades plásticas, manipulativas, biblioteca...), acaban con un importante deterioro, ya que son considerados como material de “semientretenimiento” y se les resta importancia respecto al trabajo que anteriormente ha encargado el maestro/a.
La segunda opción supone un tiempo y unas connotaciones precisas, que confieren a los rincones una categoría tan primordial como la de cualquier otra actividad.
Supone, de entrada, un tiempo fijo dentro del horario escolar que se dedica a talleres, así como la posibilidad de que todos los niños, mediante un mecanismo preciso que el maestro prevé, puedan acceder a ellos.
Evidentemente, el enfoque de este planteamiento tendrá unas características especificas en la etapa que se refiere a los niños más pequeños, en tanto que el tiempo lo marcará el propio niño.
Continuando con estas reflexiones, analizaremos a grandes rasgos las aportaciones específicas que comporta esta manera de trabajar:
La educación de la autonomía
Cuando la escuela ofrece diversidad de actividades, que previamente han sido valoradas y consideradas adecuadas para el aprendizaje y desarrollo de la personalidad del niño/a, ha de tener también en cuenta el hecho de que el niño/a necesita aprender a tomar responsabilidades.
Organizar el tiempo, a partir del parvulario, a corto plazo – las actividades de cada día – y a medio plazo – la necesidad de pasar por todos o la mayoría de los rincones a lo largo de la semana o quincena ¾, así como seguir el proceso interno de cada actividad, sin la presencia constante del adulto, implica no sólo el aprendizaje de la autonomía en el sentido de asimilar determinadas normas, sino también algo tan importante como el desarrollo de una actividad mental autónoma.
El hecho de discutir las actividades, de llegar a acuerdos, de reflexionar posteriormente sobre los resultados, subraya y refuerza el carácter social del aprendizaje e incide en el funcionamiento mismo y en su organización. La discusión y el contraste del propio pensamiento con el de los demás y el intercambio basado en la colaboración y ayuda, actúan como elemento de formación social e intelectual.
Individualización
La entendemos en el sentido de permitir, a través de la organización por pequeños grupos, un seguimiento individual de cada niño con unos matices más ricos que en un grupo más numeroso. Consideramos así la actitud ante el trabajo específico, ante el grupo, los avances y progresos que realiza, etc., y la posibilidad de determinados niños y niñas de llevar a cabo un programa adecuado a sus necesidades.
Ruptura entre trabajo intelectual y trabajo manual
Se rompe la dicotomía establecida en la escuela al hacer una valoración positiva de las actividades “intelectuales” (matemáticas, lectura, etc.) frente a otras más prácticas, más devaluadas, de carácter expresivo o creativo; ello significa ofrecer a los niños nuevas posibilidades, no sólo de trabajo, sino también de valoración personal.
En cuanto a la metodología, la actividad que se desarrolla no es una actividad manual o de juego aislada, sin relación con el ámbito intelectual del niño. Tal y como dice Piaget, estamos haciendo posible un aprendizaje más correcto, ya que la inteligencia es sencillamente un sistema de operaciones vivas y activas basadas en la experiencia (personal, afectiva y cercana del niño), y la actividad intelectual supone la aceptación de la práctica. El juego se convierte en consecuencia en la base de todo aprendizaje.
6. El Docente. Actividad por rincones
EL PAPEL DEL DOCENTE EN LA ACTIVIDAD POR RINCONES
La sensación que da a primera vista una clase organizada por rincones es de continuo movimiento: unos niños se revuelcan sobre la alfombra, otros se disfrazan en animada conversación, otros hacen juegos de construcción, etc.
¿Qué actitud debe tomar el maestro/a?
Lo primero que se debe plantear es cambiar su concepto de orden y confiar en que cada niño/a será capaz de realizar la actividad que libremente escogió. Por lo tanto, tendrá que organizar y anticipar las condiciones indispensables para que el niño pueda jugar y desarrollar su potencial investigador y creador.
Evidentemente, el docente necesita tiempo para asumir este funcionamiento, pero poco a poco irá adquiriendo seguridad en sí mismo y en el sistema de trabajo, de manera que tendrá la convicción de que allí no se “pierde” el tiempo.
El hecho de que no ejerza un control directo sobre la clase y abandone el protagonismo clásico, en el que él era el único “conocedor” del saber, y facilite la creación de una red de interacciones entre los alumnos y el adulto, requiere confianza en sí mismo y en sus alumnos y alumnas. Y esto sollo se consigue paulatinamente.
En un proceso inicial, es muy recomendable introducir los rincones poco a poco y siempre al iniciar el curso, combinando los que precisan la presencia del adulto con los que son de actividad libre.
¿Cuándo ha de intervenir?
En el juego espontáneo debe “dejar jugar”, no “hacer jugar”. Cómo jugar, cuándo, por qué, con quién y cuánto tiempo, lo ha de establecer siempre el niño.
El docente, mientras observa su actividad, toma nota de las relaciones que se establecen y está atento a las actividades que surgen, a los conflictos. Estos datos ayudan a efectuar un correcto seguimiento y evaluación de los niños y de la actividad.
¿Cómo ha de intervenir el docente?
Ha de dinamizar un rincón, cuando parece que el interés y la curiosidad decaen; ha de ayudar a planificar un proyecto; ha de pedir y dar información cuando las actividades son de tipo reflexivo y, en función de los datos que recibe, ajustar y prever la próxima intervención; debe educar los hábitos de autonomía e intentar que cada niño/a “sienta” su presencia, tanto si está en su grupo como si está en otros.
De la observación continuada de nuestra experiencia personal de deducimos que no tienen por qué surgir problemas de disciplina, ya que cada niño/a conoce desde el principio los límites en los que se mueve.
Además, el profesor/a debe tener claro que el rincón de juego no puede ocupar un espacio de premio: “cuando termines el ejercicio irás a jugar”, o como una actividad de relleno: “los que terminen pronto el trabajo podrán ir al rincón de juego”, o simplemente suplir la falta de preparación de un espacio de tiempo: “cómo no sé qué hacer, ni tengo nada preparado, podéis ir a jugar”. El juego tiene un valor intrínseco, y en consecuencia, no podemos menospreciar su valor educativo, puesto que los niños y niñas necesitan compartir espacios, juguetes, ponerse de acuerdo con los otros, establecer reglas, compartir gustos e ilusiones, etc.
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